La organización Cata Biodiversidad tiene el placer de presentar Cata: Desde 1610 cultivamos cacao un libro que recoge la historia del cacao de Cata.
Cata
es un pueblo de la costa aragüeña en Venezuela que produce uno de los mejores
cacaos del mundo. Su fundación data del siglo XVI, por lo tanto tiene sus
raíces en el intrincado tiempo colonial; un tiempo con una dinámica muy
particular, que comenzó a ser cuando los antiguos pobladores de esa tierra
fueron sorprendidos por visitantes extraños que trajeron todo lo bueno y lo
malo que las personas cargan consigo cuando viajan hacia un mundo desconocido. En
él ha tenido lugar durante cuatro siglos el desarrollo de una de las más
importantes empresas cacaoteras, no tanto por su volumen sino por su calidad,
hecho comprobable por la presencia de sus granos de cacao en los más acreditados
centros de producción chocolatera.
CATA
EN LA HISTORIA DEL CACAO VENEZOLANO
La
conquista, con su poblamiento, evangelización, esclavitud y el inevitable
mestizaje, dejó profundas huellas en la historia del pueblo de Cata, formando
una cultura única donde el cacao fue uno de los principales agentes de creación
de su realidad. Si bien se tienen evidencias que permiten afirmar que antes de
la llegada de los europeos a tierras americanas, los indígenas cultivaban el
cacao y hacían uso ritual, cotidiano y comercial del fruto, fue hasta que los
pobladores coloniales desarrollaron las grandes plantaciones, con interés de
comercio internacional, que aquel logró incorporarse de forma significativa en la
dinámica social.
Para
hablar de Venezuela y el cacao en general, se sabe que al principio fue de la
cuenca del Lago de Maracaibo que salieron –desde el siglo XVI- las primeras
fanegas de cacao con rumbo a mercados extranjeros, ello gracias a la gran
extensión de este cultivo por los territorios de Trujillo y Mérida. Mientras
muchos conquistadores se desvelaban en la búsqueda de El Dorado (la ciudad del
oro) otros, los más, procuraban aumentar sus cosechas para intercambiar sus
productos, especialmente aquellos que estuvieran bien cotizados en el mercado
externo. El cacao fue uno de esos productos que rápidamente cobró interés en su
producción, ya que contaba con una buena demanda en el mercado europeo y el de
la Nueva España (hoy México). Sin embargo, fue hasta el siglo XVIII que este
cultivo se convirtió en uno de los principales dinamizadores de la economía en
el territorio venezolano. Ya para este siglo se han establecido grandes
plantaciones en la región de la costa caribeña, los pueblos de Chuao,
Barlovento y Cata participaron significativamente en las exportaciones, dándole
la base material para el enriquecimiento del sector de los pobladores criollos,
quienes al poco tiempo recibieron el nombre de Grandes Cacaos.
La
prosperidad económica experimentada por las provincias de la Capitanía General
de Venezuela estuvo estrechamente ligada con la producción agrícola, especialmente
con el tabaco, el café y el cacao. Este último tuvo gran preponderancia entre
los siglos XVIII y XIX, es por ello que Eduardo Arcila Farías, uno de los más
importantes estudiosos de la economía colonial, no dudó en afirmar que: “El
cacao era el principal fruto del comercio exterior de las antiguas provincias
de Venezuela y el único sobre el que se fundaron sus relaciones comerciales con
la Nueva España”.
De
Cata hacia el puerto de La Guaira fluyó casi ininterrumpidamente el cacao que
acrecentó las riquezas del estado colonial y las de los productores privados
(mantuanos) en ese periodo, pero también de Cata salió vía contrabando mucho
cacao hacia Aruba, Curazao y otras islas cercanas, que dio impensadas ganancias
a numerosos miembros de los llamados “sectores subalternos de la sociedad”,
pardos, esclavos, piratas, etc. todos comerciantes menores que buscaron la
forma de participar de los grandes beneficios aportados por el negocio, en una aparentemente
contradictoria dinámica económica, que se desarrolló en torno al cacao hasta
los tiempos de la guerra de independencia.
UNA
HISTORIA DENTRO DE OTRA HISTORIA
Muchos
han sido quienes han escrito sobre distintos aspectos de la historia del cacao
en Venezuela, pero pocos quienes han fijado una atención exclusiva en la
historia del cacao en Cata; ello, aunque no constituye ningún pecado,
representa un problema para todos los que hoy reconocen el esfuerzo que por
generaciones se ha venido haciendo para la conservación de una de las mejores
variedades de cacao que existe; el cacao de origen Cata.
Fue
en el año 2017 que inició la investigación para la reconstrucción de la
historia del cacao en el pueblo; proceso que, a parte de una extensa consulta
de fuentes documentales y bibliográficas, incluyó los testimonios de la
comunidad, en su mayoría protagonistas y descendientes de protagonistas del
quehacer cacaotero. En Cata desde 1610
cultivamos cacao se sintetiza el resultado de una ardua investigación, que
desea presentarse como el inicio de un cada vez más completo e inclusivo
proceso de recuperación de la memoria histórica.
Por
@JuandeDiosCata
Fuentes
consultadas
-Aura
Adriana Delgado C., Los productores de
cacao en Venezuela: de la esclavitud al cooperativismo, Observatorio
Laboral Revista Venezolana, vol. 1, núm. 2, julio-diciembre, 2008, pp. 101-125,
Universidad de Carabobo, Valencia, Venezuela.
-Eduardo
Arcila Farías, Hacienda y comercio en
Venezuela en el siglo XVII, vol. V. Caracas, Banco Central de Venezuela,
1986.
-Fundación KanoboSur, Cata desde 1610 cultivamos cacao, Caracas, Fundación KanoboSur, 2020.
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